Como mujer emprendedora que soy, me gusta mucho asistir a eventos y formaciones donde puedo interactuar con otras mujeres como yo y aprender de ellas.

Las ponencias y charlas enfocadas al emprendimiento me fascinan,  pues siempre aprendo cosas nuevas.

Este fin de semana he acudido a un evento de este tipo. 

Un evento de mujeres emprendedoras donde hicimos un cierre de año y pusimos foco en lo que está por venir este 2025.

Conocí a un grupo de mujeres extraordinarias, cada una con un proyecto, una idea o un negocio en marcha…
Todas ellas con el propósito de vida de ayudar a otras mujeres, cada una desde su área de genialidad.

Durante la comida, hablando con algunas de ellas, me quedé a cuadros cuando ninguna había oído hablar de la Alimentación Consciente.
Ninguna sabía que lo que realmente afecta a cómo procesamos los alimentos, son nuestras emociones.

Estábamos en un restaurante italiano muy cerca del hotel donde se celebraba el evento y la verdad es que el bloque de la mañana se había alargado muchísimo y teníamos todas mucha, mucha hambre… 

Así que te puedes imaginar lo que ocurrió cuando trajeron la comida…

Todas ellas se lanzaron al plato como si no hubiese un mañana 😂😂

También es cierto que apenas teníamos una hora para comer y volver a la formación así que no había mucho tiempo.

Pero el panorama era tremendamente gracioso.
Todas mujeres, todas devorando sus platos mientras charlaban unas con otras y con bastante urgencia por el tiempo que teníamos.

Pude observar que apenas estaban saboreando lo que tenían en el plato. Y creeme, eran auténticas delicias.

Finalmente, cuando estaban más tranquilas y su hambre estaba algo más controlada, les comencé a hablar sobre las emociones y cómo, según con la emoción que estés comiendo un alimento, este te puede afectar de una o de otra manera.

Básicamente, si comes con culpa o con vergüenza, engordas.
Si comes con miedo a cierto alimento, este te genera una intolerancia.
Pero si comes desde un estado de gratitud, con un nivel de conciencia elevado, es imposible que el alimento te siente mal

Así que, como faltaban por servir los postres, a algunas de ellas las invité a que me acompañaran en un ejercicio de elevación de conciencia, de gratitud y alimentación consciente.

Y llegó el postre….

Un delicioso tiramisú

Además decidimos compartir los postres por parejas.

¿Crees que logré que me siguieran? ¿O crees que se abalanzaron sobre el postre?

Tras hablarles de los beneficios de la alimentación consciente les propuse lo siguiente:

Antes de comenzar a probar el postre, las invité a cerrar los ojos, tomar tres respiraciones y así, estar en el momento presente.

A continuación, las guíe para que sintieran un profundo agradecimiento, no solo por el alimento que tenían delante, sino por cada una de las personas que habían tomado partido para que ese alimento estuviera delante nuestro.

Le mandamos un “gracias” sincero a quienes sembraron el café y el cacao del tiramisú, a quienes recolectaron los ingredientes, a quienes lo envasaron y lo procesaron para su venta.
Le mandamos un pensamiento a todas las personas que participaron en la distribución de esos ingredientes, a quien los adquirió, al cocinero que los mezcló y, finalmente, a la camarera que nos lo sirvió.

No hace falta saber todo el proceso, o todos los ingredientes, o conocer a las personas.

El solo hecho de mandarle un “gracias por hacerlo posible” a todos los involucrados, ya te hace elevar tu nivel de conciencia.

Una vez hecho ese ejercicio, las invité a tomar una cucharada y oler el postre primero. Cerrar los ojos e intentar captar cada aroma, cada pequeña sutileza de ese alimento.

A continuación, saborearon el tiramisú…

Su sabor, su textura, la temperatura, la consistencia…

¿Qué crees que pasó?

¿Te lo puedes imaginar?

¡¡¡Todas ellas disfrutaron de ese primer bocado de una manera que nunca lo habían hecho!!!

Algunas soltaron un “huuummmmm”
Otras un “qué bueno estáaaa”

Podías verlas gozar de verdad de ese postre, incluso alguna hasta con los ojos cerrados.

Ese primer bocado se les deshizo en la boca, y pudieron incluso detectar algunas notas de los diferentes ingredientes.

Se dieron el permiso de disfrutar de un postre delicioso, sin culpa, con gratitud y con absoluta presencia en el momento.

Esto es la Alimentación Consciente y, amiga, te diré que estas mujeres lo disfrutaron una barbaridad 😁

Esta foto nos la tomamos justo al acabar de comer… Antes de salir hacia la formación.

¿Que ves en ellas?
¿Ves en sus caras culpabilidad?
¿Ves vergüenza en su expresión?

¿O ves felicidad absoluta?

¿Crees que en ese momento alguna de ellas estaba pensando en si el postre las iba a engordar?

Les daba igual!!! Fíjate bien… Están radiantes, ¿verdad?

Y es que habíamos disfrutado de un postre con una energía de gratitud, sin culpa y con una maravillosa compañía.
¿Se puede pedir más?

¿Qué tal si nos damos el permiso de comer de esta manera todos los días?
A ver que pasa…

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